Un poco de historia sobre la conferencia.
Fue un privilegio y motivo de satisfacción para quien suscribe el haber tenido la iniciativa de esta importante charla cultural para los locutores del país y conseguir la aceptación positiva de parte de tan digno invitado, el ex Presidente Profesor Juan Bosch, y más aún, porque logré su aceptación inmediatamente le presenté el proyecto del evento. Recuerdo que me preguntó qué tema quería que él expusiera, y le sugerí este titulo, pero lo dejé a su discreción; finalmente así lo hizo.
Fue una actividad muy concurrida. Yo tenía cierta facilidad de comunicarme con el profesor Juan Bosch, particularmente porque en ese tiempo tenía el título (muy raro por cierto) de "Voz Oficial del Partido" el de la Liberación Dominicana, del cual él fue su fundador, mentor, guía y líder indiscutible, según dice un documento del Comité Político del PLD que aún conservo en mis archivos. Mi labor consistía, además de participar como locutor del programa La Voz del PLD, de servir como presentador o maestro de ceremonias de la organización política, especialmente en los actos en los que el profesor Juan Bosch tomaba parte.
Contribuyó también al éxito de la actividad el grupo de compañeros que me acompañaba en la directiva y la de otros como miembros de la Seccional de Locutores de Amucaba, entidad que auspició el evento y de la cual era presidente en aquella ocasión. Recuerdo a los compañeros Octavio Tavares, Omar Liriano, Héctor Olivo, además de Augusto Socías, Pedro A. Báez, Danny García, entre otros. Para la actividad tuve muy en cuenta invitar a los directivos de Amucaba y del Círculo de Locutores, con el propósito de contribuir con la integración de esas dos entidades afines (MR).
Palabras del profesor Juan Bosch, ex Presidente de la República:
"Excusen que les ocupe unos minutos antes de hablar del tema de esta charla pero tengo que darles alguna explicaciones. La primera es que yo no fui locutor como se dijo al presentarme sino que escribí para radio en Cuba, donde hice durante un tiempo dos programas por semana; uno de ellos se llamaba los Forjadores de América y eran episodios de la vida de las grandes figuras de América Latina, de los hombres que capitanearon las luchas de la independencia de nuestros países, y el otro era la historia de Cuba hecha bajo el título de Memorias de una Dama Cubana. Esos dos programas se pasaban por CMQ. Yo no tenía condiciones para locutor porque ni siquiera puedo leer las cosas que escribo sin que de manera irremediable les haga algunas enmiendas. Imagínense ustedes qué locutor podría ser la persona que empezara a hacer el anuncio de una bebida refrescante y de pronto transformara el anuncio. Lo menos que le sucedería sería que no le pagarían.La otra explicación que debo dar es la de la ropa que traigo puesta. Esto en español se llama terno cuando tiene tres piezas, saco, chaleco y pantalón, y éste tiene chaleco, pero afortunadamente no me lo puse. Sucedió que antes de venir a este acto tuve que ir a Color Visión a grabar un programa que sale esta noche en el noticiario de Mundo Visión y la grabación se demoró tanto que no me dio tiempo de llegar a casa y cambiarme la ropa; y aunque conozco las condiciones de este edificio y sé que le falta poco para horno, no quería hacerles esperar y vine dispuesto a salir horneado aunque no creo que haya quien me meta el diente después de horneado porque la carne de viejo debe ser muy agria.Y dicho todo eso que no estaba previsto, ha llegado el momento de que hablemos del tema de esta charla, que ha sido anunciada en los periódicos como conferencia. A mí esa palabra conferencia me resulta pesada, demasiado solemne, vestida con más ropa de la que tengo yo esta noche.Al comenzar esta charla lo hago pensando que aunque no todos los que están aquí son locutores ni aspirantes a locutores -porque yo conozco unos cuantos y sé que no lo son- supongo que debe haber tal vez quince, tal vez veinte locutores, y tal vez también quince o veinte aspirantes a locutores, y me pregunto: ¿Cuánta gente habría aquí si en vez de dar esta charla hoy, 14 de enero de 1981, estuviera dándose el 14 de enero de 1929 o 1925?. Y me respondo que nadie, porque hace sesenta años en la República Dominicana no se conocía el trabajo de locutor; es más, la palabra locutor no era parte del idioma español. La palabra interlocutor se usaba para referirse a uno que hablaba con otra persona, pero no se usaba la de locutor, que es de origen latino y tiene un significado muy cercano al de la voz locuaz; pero como nombre de una actividad no se conocía en el país hace sesenta años y probablemente tampoco hace cincuenta aunque esto último no puedo afirmarlo de manera categórica.¿Por qué no conocíamos esa palabra?Porque en el país no se conocía la radio. La radio, como todos los inventos que se han ido incorporando a la vida de la humanidad, fue el producto de una serie de descubrimientos hechos con mucha anticipación, que se acumulaban uno sobre otros, porque es así como progresa la humanidad, acumulando conocimientos; y avanza como si anduviéramos en una escalera que se va subiendo escalón a escalón, y no sería posible llegar a lo alto de esa escalera si no se partiera de una base, es decir, del lugar donde comienzan las escaleras. Es posible saltar dos escalones, y varios escalones, pero hay que subir apoyándose en ellos.En el caso de la radio, por ejemplo, el primer descubrimiento que se hizo no tenía nada que ver con la radio propiamente dicha, ni tuvieron que ver con ella el segundo ni el tercero, que fue por cierto muy avanzado pues se trató del de las ondas hertzianas. El primer descubrimiento fue el que hizo allá por el año 1820 y tantos un físico inglés llamado Michael Faraday, que descubrió una relación entre la electricidad y el magnetismo. Por cierto que ese descubrimiento fue muy debatido en Inglaterra, y en general en Europa, y Faraday tuvo que luchar a brazo partido para que se le reconociera ese paso de avance científico que él había dado. Después otro inglés de origen escocés, llamado James Clerk Maxwell, descubrió que mediante una corriente eléctrica se podía provocar un movimiento en el campo magnético, de manera que fue él quien demostró que entre la electricidad y el magnetismo había una relación efectiva, y esto vino a ocurrir muy tarde, en el 1854, o sea, cuarenta y tantos años después de haber hecho Faraday su descubrimiento. En este momento es oportuno recordar que Maxwell llegó a predecir que la fuerza electromagnética se traslada en el espacio a la velocidad de la luz, cosa que fue comprobada más tarde, en 1888 por un físico alemán llamado Heinrich Hertz.Hertz comprobó la predicción de Maxwell, y además descubrió que eso era posible gracias a que había una onda que desde el momento de su descubrimiento hasta hoy se ha llamado hertziana, que como se sabe conserva el nombre de su descubridor, y descubrió también que esa onda transmite la energía electromagnética. Seis años después un italiano que se llama Guillermo Marconi empezó a hacer pruebas de transmisión de esa energía probándola con una chispa eléctrica para ver si la onda de Hertz podía transmitirse a una distancia de diez metros, y luego a una de trecientos metros y después a una de mil metros, y comprobó que sí se transmitía. Esos experimentos se hacían con la ayuda de espejos contrapuestos.Al cabo de muchas pruebas llegaría el momento, en el año 1901, en que Marconi sería capaz de transmitir un mensaje desde Inglaterra hasta Terranova, o sea, hasta el Canadá; y como ese mensaje iba por ondas hertzianas y éstas se mueven a la velocidad de la luz, recorrió en pocos segundos la distancia que hay entre Europa y América. Pero todavía eso no era la radio sino la transmisión de un movimiento electromagnético.Demos ahora un salto atrás para situarnos en el año 1838, o en el 1840 o en el 1841, cuando un pintor norteamericano llamado Samuel Morse había inventado la manera de telegrafiar toques cortos y largos a través de cables eléctricos. El invento de Morse fue muy sencillo pero muy práctico y consistió en un pequeño aparato manual que conectaba y desconectaba la corriente eléctrica rápidamente. Cuando la conexión tardaba un tiempo corto se describía con una raya, cuando tardaba menos se describía con un punto; tantas rayas y un punto equivalían a una letra, tantos puntos y una raya equivalían a otra, y siguiendo ese método Morse hizo un alfabeto de signos que se conoce con el nombre de código de Morse. Ese código estaba en uso en los Estados Unidos desde mediados del siglo pasado, y al comenzar este siglo Marconi lo usaría para transmitir palabras, pero no a través de un hilo eléctrico sino a través de las ondas hertzianas, o lo que es lo mismo, sin usar hilos y alambres. Por esa razón, porque no usó hilo , su invención pasó a llamarse comunicación o telégrafo inalámbrico, una palabra que significa sin alambres.Para que se pudiera transmitir la voz humana fue necesario esperar hasta que Oliver Joseph Lodge, un inglés a quien la reina de su país le dio el título de Sir, mejorara el detector de ondas de radio que había inventado el ingeniero eléctrico francés Edouard Branly. El tubo de Lodge fue superado por el del norteamericano Lee De Forest, inventor del llamado audio, que hasta que se inventó transistor fue el que se usó para convertir la radio en lo que sería a partir de ese invento.Debo aclarar que estoy dando datos de inventos que se relacionan con la radio pero que no he venido aquí a hablar de la radio sino de los locutores, de manera que nadie debe esperar que me dedique a describir esos inventos ni cómo funcionaban. Todo lo que he dicho antes constituye una especie de telón de fondo para que ustedes se den cuenta de dónde y por qué apareció en este país la profesión de locutor.Lo que me interesa hacer ahora es un resumen de lo que he dicho para aclarar que en los primeros años de este siglo ya era un hecho que la palabra escrita se transmitía a través del código de Morse por la vía de unas torres de radio, esto es, en forma no alámbrica o inalámbrica, y ese tipo de comunicación se generalizó entre Europa y Estados Unidos; y debo llamar su atención hacia el hecho de que el primer mensaje hablado se transmitió en el año 1915 desde los Estados Unidos a París, la capital de Francia; y la primera vez que en la República Dominicana se vieron torres de radio fue durante la intervención militar norteamericana que había comenzado en el 1916. Yo no puedo recordar en qué año se montó una torre de transmisión de La Vega, pero sí recuerdo que estaba casi en el centro de la ciudad, a menos de cuatro cuadras del parque, detrás de un edificio conocido con el nombre de don Zoilo.Naturalmente que los invasores norteamericanos debieron levantar torres iguales en otras ciudades del país, pero no tengo conocimiento de que eso sucediera. Ellos necesitaban esas torres para comunicarse entre sí, porque en ese momento no había cómo hacerlo fuera del Cable Francés, que se había establecido a finales del siglo pasado y traía noticias de Europa por el sistema Morse usado por la vía cablegráfica, esto es, mediante la telegrafía a través de un hilo o cable eléctrico. El Cable Francés era el que comunicaba al país con el exterior, y debemos presumir que si tenía una agencia en La Vega debía tener otras en Santiago y en Puerto Plata, y desde luego también en la Capital, pero no creo que la tuviera en Higüey o en San Juan o en Barahona.Fuera de esas oficinas del Cable Francés no había otra vía de comunicación antes de 1916 y ningún ejército, sea interventor o no lo sea, puede tener el control de un país si no tiene el control de sus comunicaciones, de manera que las torres de radio que los norteamericanos montaron en el país tan pronto tomaron posesión del territorio nacional respondían a una necesidad militar, y es posible que como necesidad militar comenzara a usarse la comunicación inalámbrica en los Estados Unidos. Por lo demás, no conozco noticias de que en Estados Unidos hubiera radio, tal como lo conocemos hoy, y me refiero a los años 1919 o 1920, que fue cuando seguramente los norteamericanos levantaron las torres de radio, o mejor dicho, de comunicación inalámbrica, de La Vega y tal vez de Puerto Plata y Santiago y la Capital.Cuando yo vine a conocer la radio fue en Barcelona, capital de la región de Cataluña, y la conocí en la casa de un primo hermano mío donde estuve viviendo al llegar a Barcelona. Ese primo tenía un radio, pero no era igual al radio que conocemos ahora. En el que usaba mi pariente no se oía ninguna voz; era llamado radio de galena, y para oírlo había que ponerse audífonos; si había dos personas con audífonos, esas dos personas podían oír lo que se transmitiera por el aparato, pero nadie más participaba en la audición.La radio, tanto los aparatos que emitían como los receptores no eran en 1929 lo que son hoy. En cuanto a los primeros, les faltaba mucho para desarrollarse al nivel que tienen ahora. Por cierto que Marconi no sólo fue el inventor de la manera de enviar mensajes a distancia, y mejor diríamos a grandes distancias, de un continente a otro, sino que también descubrió la onda corta y la onda ultracorta; pues él fue quien se dio cuenta de que las transmisiones nocturnas no eran iguales a las transmisiones diurnas porque en la noche la fuerza de transmisión de un aparato emisor de radio no es igual a la que tiene en el día, y el que descubrió esa diferencia acabó localizando cuatro tipos de ondas; la larga, la corta, la mediana y la ultracorta.¿Cómo es posible que en una distancia cortísima, que es una fracción de milímetros, dejemos de captar la estación que estábamos oyendo y pasemos a sintonizar otra que se halla a miles de kilómetros de la que oíamos un minuto antes?.Pasar en un instante de Santo Domingo a Moscú parece cosa de magia, pero no es magia sino el producto del trabajo de muchos hombres que durante siglo y medio se dedicaron a estudiar el poder del electromagnetismo y la manera de dominarlo para usarlo en provecho de la humanidad.Entre los inventos que fueron mejorados por otros inventores está el tubo de radio. Ustedes son jóvenes y me parece que no conocieron los tubos originales, que eran enormes y parecían aparatos de calefacción porque podían calentar una casa pequeña. El uso de los tubos duró varios años al cabo de los cuales los grandes fueron sustituidos por unos menos grandes y éstos por otros más pequeños, pero al fin su lugar pasaría a ser ocupado por el transistor, que fue inventado en los años de la Segunda Guerra Mundial. El transistor fue un gran invento, que ha revolucionado no sólo a la radio sino a toda la industria electrónica. Su función es la de ampliar y al mismo tiempo rectificar los impulsos electrónicos ocupando un espacio mínimo, tan pequeño que gracias a eso se pudo proyectar el radiorreceptor de bolsillo que se usa hoy y pudo fabricarse la computadora también de bolsillo que maneja ahora cualquier escolar.Todos esos conocimientos e inventos acumulados en la electrónica acabaron produciendo sus efectos en la división social del trabajo igual que otros conocimientos y otros inventos, o mejor diríamos, todos los conocimientos y todos los inventos, venían produciéndolos desde tiempo inmemorial. La humanidad avanza dando pasos en el dominio de la tecnología, que viene a ser el dominio del tiempo y del espacio, y el avance se mide por el número de personas que van especializándose en las tareas nuevas que crean los nuevos inventos, o sea, que crea la ampliación de la tecnología. Antes de que en la República Dominicana hubiera radio no podía haber locutores; ahora que hay miles y miles de radios, tal vez más de un millón de radios, puede haber locutores, y no unos pocos sino muchos, porque es la voz de ellos la que hace la comunicación entre la planta emisora y el radio receptor.Una vez que se presentó la necesidad de que en nuestro país hubiera locutores; o diciéndolo de otro modo, cuando la abundancia de radios hizo indispensable el uso de locutores por parte de las personas dueñas de estaciones de radio, hubo que determinar qué cosa hacía falta para que un dominicano fuera locutor, y de manera casi natural se estableció que lo primero era tener una voz radiofónica, así como para ser actor de cine o de televisión hay que tener una presencia fotogénica, es decir, que sea o que venga bien con los aparatos que hacen la fotografía como la voz del locutor debe venir bien con los aparatos que graban la voz y la transmiten. Hoy la voz se graba en cintas y hasta en alambres, lo que equivale a hacerle a la voz un retrato; y así como los retratos se reproducen y quedan iguales así sucede con la voz, a tal punto que el que oye una cinta grabada con la voz de una persona a quien él conoce sabe que quien está hablando a través de la cinta es ese conocido suyo; porque la cinta grabada reproduce exactamente todos los matices de la voz como una foto reproduce exactamente los detalles de un rostro.Debo advertir, de paso, que eso no quiere decir que cada vez que ustedes oigan una voz conocida , por ejemplo, la mía, a través de una estación de radio, tienen que creer que es efectivamente mi voz, que soy yo quien está hablando o que lo grabé para que lo pasaran por esa estación; y no deben creerlo porque hay personas que son estupendas imitadoras de voces y ponen a uno a decir lo que a ellos les convenga o lo que les convenga a los que les han pagado para imitar la voz de Mengano o de Zutano. Por ejemplo, dos o tres días antes de la elecciones de 1962, Radio Caribe pasó aquí, en Santo domingo, una cinta en la que hablaba Fidel Castro para decir más o menos así: "Voten por Juan Bosch, porque si él gana las elecciones, enviará a todos los niños dominicanos a estudiar a Rusia, y les quitará sus tierras a todos los terratenientes para dárselas a los campesinos pobres y tomará todo el dinero que los ricos tengan en los bancos para distribuirlo entre los pobres". Esto último no afectaba a mucha gente porque entonces eran pocos los dominicanos que tenían dinero depositado en los contados bancos que había en el país.Pero esto último no tiene interés; lo que sí lo tiene es lo voy a decir, y es que yo sabía quién era la persona que había grabado la cinta que estaban pasando por Radio Caribe, que era un imitador de voces cubano a quien yo había visto y oído muchas veces en la Habana imitando voces de líderes políticos de su país, y era tan extraordinario en eso que él solo montaba un espectáculo en el que presentaba una discusión entre Fulgencio Batista, que había sido hasta 1944 presidente de la República en su primer gobierno, Eddy Chibás, un líder muy importante que iba a morir algunos años después, y Ramón Grau San Martín, que era, cuando el imitador actuaba en ese espectáculo, presidente de Cuba, y él sólo representaba a los tres en una discusión tan rápida que uno que no estuviera viendo al imitador, alguien que lo oyera sin verlo, no podía creer que quien estaba hablando era una sola persona y además una persona que no era ni Batista ni Chibás ni Grau San Martín.Debo decir, de paso, que con mi propia voz un técnico en aparatos electrónicos puede hacerme decir lo contrario de lo que había dicho cuando se grabó mi voz. ¿Cómo?. Pues cortando de una cinta grabada una palabra o varias palabras dichas por mí y colocándolas luego en tal forma que al poner a funcionar una grabadora aparezcan diciendo lo que yo no había dicho sino lo opuesto. Eso es relativamente más fácil de hacer que falsificar la voz y porque es fácil en algunos países los jueces no aceptan pruebas testimoniales basadas en cintas grabadas con la voz del acusado o de un testigo.En la ocasión a que me referí yo oí a Radio Caribe cuando pasaba la voz de Fidel Castro recomendándoles a los dominicanos que votaran por mí, pero la inmensa mayoría de los dominicanos no la oyeron, y eso explica que el truco tan bien urdido fracasara porque lo que se perseguía con él era hacerles creer a los electores que yo era comunista, y para conseguirlo se valieron de esa cinta que fue grabada en Miami, donde había ido a vivir el imitador de voces cubano después de la victoria de la Revolución Fidelista, que ya había sido declarada, desde abril de 1961, Revolución Socialista.Aunque la facultad de imitar las voces pueda ser usada para perjudicar a una persona, tal como puede usarse también la facultad de imitar a la perfección la letra y la firma de cualquiera persona, tenemos que admitir que el hecho de que se haya llegado a grabar la voz humana hasta con sus matices más ínfimos indica cómo ha avanzado el hombre en su larga lucha para conquistar a la naturaleza y ponerla a su servicio, porque la voz humana es un producto de la naturaleza aunque no suceda lo mismo con la palabra. La palabra no es un producto de la naturaleza pero sí lo es de la lucha contra ella, contra la naturaleza, pues el hombre creó la palabra justamente debido a que su lucha contra la naturaleza demandó que se inventara el habla porque por medio de ella podrían acumularse y transmitirse todos los conocimientos que el hombre iba creando, inventando, descubriendo a lo largo de esa lucha suya contra la naturaleza, que empezó hace millones de años y todavía prosigue como si tal cosa. De paso diremos que en su etapa pre humana el hombre profería sonidos que le sirvieron para identificarse ante los miembros de su grupo familiar y luego le dio a cada uno de esos sonidos una significación determinada. Todavía hoy el chimpancé produce cinco sonidos diferentes y algunos antropólogos opinan que es el más cercano de los antecesores vivos del hombre.Pero volvamos a lo que decíamos de que cada paso que se avanza en el dominio de la técnica conduce a, o provoca, una división social del trabajo. En el caso de la radio, o sea, de la transmisión de la voz y de otros sonidos, la división social del trabajo se produjo en muchos campos, y entre ellos está el de la producción de las voces, que eso es lo hacen los locutores, producir las voces a través de las cuales se transmiten las palabras y con ellas los anuncios, las noticias, los editoriales. En la división social del trabajo de los que trabajan en las estaciones de radio y televisión se hayan los que manejan los aparatos emisores, los que graban las voces y las imágenes, los que recogen las noticias, los locutores y los que dirigen a los locutores.Como decía hace rato, en la República Dominicana las únicas condiciones que se les pedían a los locutores cuando se oficializó la profesión de locutor eran una voz radiofónica y una pronunciación correcta, y todavía hoy ésas son las que se les exigen, pero aunque no se lo reclamen, el locutor debe tener conciencia de que su trabajo es algo importante que él debe realizar de la mejor manera porque cuando está ante un micrófono habla para muchos millares de personas desconocidas algunas de las cuales, sino muchas, pueden ser afectadas por lo que él dice o por la manera en que lo dice.En la República Dominicana, dado el bajo nivel de conocimientos de la gran masa popular -un hecho que se debe al retraso económico y por tanto social en que el país estuvo viviendo durante más de cuatro siglos- la mayor parte de la gente recibe las noticias a través de la radio, pero para esa masa la radio es el locutor y éste es el autor de la noticia. El locutor tiene tanta importancia desde el punto de vista de la audiencia que ella se identifica con la voz del locutor tal o cual, y cuando éste deja una estación y se pasa a otra, la mayoría de los oyentes se pasan con él a la otra estación.Esa conducta de los radioyentes dominicanos tiene consecuencias económicas porque debido a ella el locutor se cotiza por su tipo o tono de voz, aunque debemos tomar en cuenta que además de la voz agradable el locutor debe dominar la pronunciación de las palabras para no cometer errores que lo hagan titubear o confundirse cuando está cumpliendo sus tareas porque si titubea o se confunde se pone en ridículo, pero además, y eso me parece lo más importante, porque su audiencia puede creer que las palabras que oye mal dichas son las correctas y empiece entonces a usarlas como las dice el locutor. Esto último es un riesgo que estamos corriendo porque en este momento el pueblo dominicano está perdiendo de manera rápida el dominio de la lengua sin que al parecer se den cuenta de ello las personas que se ganan la vida con el oficio de escribir.La lengua es la invención más fabulosa de la humanidad; lo es porque sin ella no habría sido posible hacer otras invenciones; sin ella al hombre le habría costado quién sabe cuánto pasar del nivel animal. Hay animales que tienen un grado de inteligencia alto, y los hay que son más inteligentes que otros, como probablemente lo sea el mono; pero los animales no pueden desarrollar su inteligencia más allá de un punto porque carecen del don de la palabra sin el cual es completamente imposible acumular los conocimientos, y sin acumularlos no es posible transmitirlos a los que no los conocen y sobre todo no pueden ser transmitidos a nuevas generaciones, que es un requisito para seguir haciendo acumulación de ellos.La inteligencia humana no habría podido organizarse si no hubiera sido a través de la lengua porque fue ésta la que hizo posible la clasificación de todo lo que hay en la tierra, y la clasificación requería que se le diera un nombre a cada cosa: a los árboles, a las frutas, a las yerbas, a los lugares de la Tierra y a los ríos y los mares y los lagos; a los fenómenos atmosféricos, a la luz del Sol, a la oscuridad de la noche, al amanecer, al anochecer; a los pájaros, a los peces, a todos los animales. Pero además de todo eso se les dio nombre a los sentimientos del género humano, a sus emociones, a sus pensamientos, y a sus acciones y sus actividades y sus hechos. La lengua interrelacionó todo eso por medio de las palabras que definen los tiempos a través de los verbos; creó los sustantivos, los artículos, las preposiciones, y los organizó para formar las oraciones; y al llegar a un nivel dado la palabra pasó de ser nada más que sonido articulado a ser signo escrito y entonces pasó a ser acumulada en las inscripciones que se hicieron en piedra y después en barro cocido y luego en pergamino y más tarde en papiro y más tarde aun en papel. Ahora, como lo saben mejor que nadie los locutores, la palabra se conserva grabada en cintas, y se reproduce, por virtud del desarrollo de la electrónica, con tanta fidelidad que no hay manera de apreciar diferencias, por mínimas que pudieran ser, entre la voz original y la voz grabada.En su trabajo de transmisor de la lengua hablada, el locutor puede influir mucho en la conversación o el mejoramiento de la lengua de un pueblo, porque en verdad, sin que se dé cuenta de ello, cada locutor es un maestro del lenguaje, y si no habla con corrección, si no le exige al que escribe los textos que él va a leer que use un lenguaje comprensible para sus oyentes pero también sometido a las reglas de la lengua, lo que hace es colaborar en la tarea de degradar la lengua a lo cual se vienen prestando desde hace años muchas personas que cobran por hacer lo opuesto y no lo hacen.Hay un maltrato de la lengua que llega por la vía de las agencias publicitarias en anuncios de radio y televisión. Un ejemplo de esos anuncios es el de "La leche tal, lo mejor de aquí". ¿Qué significa aquí? ¿Es acaso sinónimo de país, o de República Dominicana? No lo es y no se puede mal enseñar al pueblo metiéndole en la cabeza que aquí quiere decir otra cosa que lo que durante cientos de años ha querido decir. Desde el punto de vista gramatical, al decir "La leche tal, lo mejor de aquí", está diciéndose un disparate, pero ese disparate lo oyen y lo repiten millones de dominicanos y sobre todo los niños que ignoran las reglas de la lengua y a los que difícilmente se les podrá librar de la idea de que aquí significa el país en que han nacido.Ser locutor implica tener una personalidad publica y en consecuencia tener una responsabilidad pública. El locutor está en contacto más estrecho con el pueblo que el periodista e incluso que el escritor porque entre él y los que lo oyen no hay ningún intermediario. Su voz, y con ella las cosas que dice, va directamente de su boca a los oídos de sus oyentes.Repito que el trabajo de locutor implica una gran responsabilidad. Él es un policía de tráfico de ideas, noticias y emociones que dirige a diario a millones de personas. Un policía de tráfico puede salvar la vida de una persona y hasta de más de una si evita un choque con un gesto de su mano, pero un locutor maneja el arma de la palabra con la cual puede hacerse mucho bien y también mucho daño, y por esa razón el locutor debe tener mucha conciencia de la importancia de su trabajo y debe comprender que él tiene que llenar un papel de colaboración en la tarea de orientar correctamente a las masas.Ahora voy a terminar dándoles a ustedes un ejemplo de cómo un locutor puede confundir a la gente que lo oye; y ese ejemplo se dio esta noche aquí cuando esa conocida locutora llamada Norma Santana de Veloz Maggiolo dijo que yo era una gloria de las letras americanas y olvidó decirles a ustedes que decía eso porque ella es mi comadre.