ESCRITORIO DE JOHNNY ROSARIO
Intempestivamente el manto de la muerte cubrió con su sombra la vida de un pilar de la locución nacional.
Un crespón de luto se agrega a la Cabina de la Fama de la locución nacional en la figura del primer presidente del Círculo de Locutores Dominicanos, Inc.
Ha fallecido el locutor Juan Altagracia Bruno Pimentel.
Bruno Pimentel nació en La Vega, el 7 de febrero de 1926
Sus inicios en la locución tuvieron lugar en la estación HIA de Santiago de los Caballeros.
Bruno, aunque descolló como profesional de la locución, logrando por tal condición ocupar puestos de relevancia, fue abogado graduado en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, así como relacionista público, graduado en Administración de Empresas y Publicidad.
Laboró en La Voz Dominicana, estación estatal en la que cubrió todo el escalafón, desde jefe de locutores y profesor de la Escuela Héctor J. Díaz, hasta director general.
Durante muchos años realizó el programa Enfoque, el cual contaba con mucha aceptación del público televidente del país.
Pasar revista al currículum de Juan Altagracia nos lleva a la conclusión de que fue un comunicador social con criterio claro de su responsabilidad como forjador de conducta, como orientador y difusor de enseñanzas a través de los medios de comunicación. Ello así, porque para cumplir con ese sacerdocio es necesario contar con una basta cultura general, y Bruno demostró fehacientemente que la tenía. Sólo así pudo ser un locutor de tanto prestigio.
Como reflejo de la premisa anterior debemos recordar que en la administración pública fue ayudante del administrador del Instituto de Auxilios y Viviendas, director de prensa y relaciones públicas del Ayuntamiento del Distrito Nacional, gerente general del Banco de los Trabajadores, director de prensa del Palacio Nacional durante los gobiernos del fenecido presidente Antonio Guzmán Fernández y del licenciado Jacobo Majluta, y ya he mencionado sus funciones en La Voz Dominicana.
Muerte aleccionadora
La sentida muerte del inmortal de la locución dominicana J. A. Bruno Pimentel es sumamente aleccionadora y nos invita a muchas reflexiones.
Si quien escribe no sale de la funeraria a las 12 de la medianoche del domingo 24 al local del Círculo de Locutores a redactar una nota de prensa para que se distribuyera en la madrugada, a fin de dar a conocer la posición de la entidad en relación a la triste noticia del fallecimiento de nuestro primer presidente, créanlo, al siguiente día no se hubiese mencionado al Bruno locutor, al señor del micrófono y de la pantalla chica, al profesional de la palabra hablada, y sólo se hubiese dicho que quien murió fue director de prensa de un canal de televisión y un reputado abogado.
Bruno Pimentel fue Locutor de la A la Z; su proyección y prestigio se lo debía, más que todo, a esa hermosa profesión.
Fue lamentable leer notas en las que se decía de él todo, menos su principal vocación y condición profesional, que le granjeó tantos amigos y cariño y admiración del pueblo. Por ejemplo, hubo un locutor que llegó al colmo de decir que la profesión que abrazó con más apego fue el derecho. Pero además, mientras unos le llamaban José Altagracia, otros Juan Altagracia, lo cual indica que no investigaron antes de "informar".
El locutor es el comunicador social por excelencia, y la locución una de las carreras más bellas y dignas. La locución constituye una de las profesiones que más admira y sigue el pueblo.
El locutor debe estar consciente siempre de lo que lee, porque la mayor cuota de responsabilidad recae en él y no en quien escribe. Como es a él a quien el pueblo escucha y es a él a quien el pueblo conoce, a él también admirará o culpará por lo que haya leído. Y cuando el locutor es fiel con la lectura y con el pueblo que le escucha, ese pueblo, fielmente y siempre, también le seguirá.
El locutor, para ser un buen comunicador social -como lo fue Bruno- debe estar equipándose constantemente de la mayor suma de conocimiento, toda vez que el pueblo que escucha espera aprender de él, y no aporta conocimiento quien de esto carece.
Uno es lo que quiere ser, y el que abraza una carrera debe honrarla capacitándose y sirviendo eficazmente al pueblo por medio de ella, como lo hizo Bruno Pimentel.
José Altagracia Bruno Pimentel, primer presidente y el número uno en la lista de los fundadores del Círculo de Locutores, elevado al sitial de Inmortal de la Locución Nacional por su labor ejemplar como comunicador social de la palabra hablada, nos deja como legado su ejemplo de calidad profesional, y su triste e importuna muerte nos invita a reflexionar la frase de Hugo Adames:
"Locutor: Dale valor a tu voz"
Y aunque algunos intenten denostar esta hermosa profesión, digamos siempre con satisfacción: ¡Somos Locutores!