La obra realizada por el Círculo de Locutores Dominicanos al respaldar la campaña de reforestación emprendida por la Dirección Nacional Forestal le ha merecido el reconocimiento de ese organismo del Estado y de la opinión pública nacional.
Aceptamos y agradecemos tal distinción, aunque tenemos la convicción y conciencia plenas que simplemente hemos cumplido con el deber ineludible de preservar un elemento fundamental para la existencia humana, es decir, los árboles, y emprender la guerra abierta contra la deforestación.
Porque creemos verdaderamente que cuidar y sembrar árboles no es otra cosa sino preservar los ríos, propiciar la salud ambiental y la fecundidad de la tierra, lo que significa garantizar la vida.
Como soldados conscientes no hubo que llamarnos a la trinchera, pues estuvimos prestos y propusimos nuestro plan de ayuda espontánea y voluntariamente.
No satisfechos con utilizar nuestra voz y herramienta (el micrófono) para irradiar el mensaje de alerta ante la depredación, nos lanzamos al combate en plena Cordillera Central con misiles (machetes), bombas (palas), granadas (azadas), etc., para derrotar al enemigo feroz: La devastación de la flora. Y aunque el enemigo no ha sido derrotado del todo, bajamos lomas, cruzamos ríos, y llegamos a la ciudad alegres, porque le asestamos un rudo golpe: Miles de árboles sembrados.